-Tratad de recordar todas las palabras-les aconsejó Kai.
Tras haber traducido la pista, un incómodo silencio se hizo entre ellos. Aquel cambio de planes les había sorprendido a todos, aunque estaban contentos de haber hecho equipo conjunto.
Fue Bakhi quien rompió el silencio.
-¿Mando a Kecleon a buscar más pistas?-preguntó a Sam.
-Sí, sí... Nosotros iremos por otro camino.
-Por supuesto-Bakhi se giró hacia el lagarto, y le acarició cariñosamente el hocico-. Ten cuidado, bicho.
El animalillo dio un salto como respuesta, y bajando del hombro de su amo, se mimetizó con el ambiente.
-¿Por dónde iremos nosotros?-preguntó Netz.
-Sigamos por vuestro camino-repuso Sam-. Retroceder no tendría mucho sentido. Además, ya tenemos a Kecleon para que investigue por ahí.
Los chunin comenzaron a andar, movilizando al resto del grupo. Los chicos parecían haberse relajado bastante, y charlaban en voz baja sobre cómo les había ido la misión hasta aquel momento. Sam y Kai pensaron mandarles callar, pero les dio miedo ponerles tensos, por los que les dieron una pequeña tregua.
Sin embargo, cuando incluso los dos chunin comenzaban a relajarse, Kai paró en seco, haciendo que los que iban tras de él se chocaran al tratar de frenar.
-¡Ay! ¿Qué haces, Kai?-dijo Haruka, enfadada.
-Alguien nos sigue.
La tensión fue como una pesada losa que cayó sobre todos ellos.
Sam, el muchacho de rostro regordete y cálido, convirtió su semblante en una sombra.
-Está bien. Haced un círculo, chicos. No sabemos de dónde vienen.
Todos obedecieron sus órdenes sin rechistar. Se colocaron los unos contra los otros, espalda contra espalda, con sus kunais en alto. Sus respiraciones agitadas se mezclaban con el susurro del viento entre las hojas del frondoso bosque.
Pum.
Pum.
-Ahí llegan.
Fue como una explosión de adrenalina. De pronto, unas cabelleras anaranjadas se dejaron ver entre los árboles. El famoso grupo de los Cuatro.
-Oh, vaya... Doble premio-susurró la mujer, pasando la lengua por los labios.
-¿Qué hacemos con ellos?-preguntó uno de los Makato, observándoles con sus extraños ojos. Era enorme y fornido, realmente temible. Hizo amago de lanzarse contra ellos, pero la mujer le paró con un gesto.
-Primero hay que pedirlo educadamente...-sonrió con una gélida crueldad-¿Compartiríais con nosotros las pistas que ya habéis conseguido?
Netz trató de mirar de reojo a Kai, buscando en su semblante serio respuestas. No sabía que hacer, estaba realmente asustada.
-No responden-dijo el enorme Makato-. Creo que prefieren el camino divertido.
Se lanzó hacia ellos, pero Sam le paró con un kunai, que le hirió en la mano. El rudo hombre se miró el hilo de sangre. Fijó su vista en Sam y dibujó una sonrisa burlona en su rostro.
-¡Esperad!-dijo Netz, perdiendo los nervios-Es... Esperad... Sus ojos...
El Nekokara le miró, entre curioso y divertido.
-Mira, uno de los tuyos, Hiroishi-dijo el otro Makato.
-Sus ojos...-trató de seguir Netz- Es el Ojo de Gato... De 360º... Podéis... Podéis encontrar las pistas sin nuestra ayuda...
Miró al Nekokara, esperanzada. A penas era capaz de recordar si su rostro le era conocido, pero ansiaba creer que el hombre la ayudaría al ser de la misma familia. Sin embargo, cuando sus esperanzas parecían a punto de florecer, una larga carcajada salió desde el pecho de aquel Nekokara.
-Esta es mía-dijo, mirando a Netz-. Creo que será una oponente divertida.
-Como quieras-dijo la chunin, enarcando una ceja-. Pero no te pases, Hiroishi... Empezad.
Y el temible Grupo de los Cuatro se abalanzó contra ellos.
¿Qué es un clan? ¿Qué es un shinobi? ¿Qué es una aldea? ¿Qué... Soy yo?
Sasuke Uchiha, el último Uchiha de la Villa Oculta de la Hoja.
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